RWA implica la emisión pública de Tokens para financiarse, ¿es ilegal en la China continental?

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Con el creciente desarrollo de la tecnología de la cadena de bloques, la tokenización de activos del mundo real (Real World Assets, RWA) se ha convertido en un puente clave que conecta las finanzas tradicionales (TradFi) con las finanzas digitales, y se prevé que forme un enorme mercado de hasta 16 billones de dólares para 2030, según instituciones como la consultora Boston Consulting Group (BCG). Desde la emisión de fondos tokenizados por el gigante de Wall Street BlackRock, hasta el “Sandbox del proyecto Ensemble” promovido activamente en Hong Kong, la práctica de RWA se está expandiendo rápidamente a nivel mundial. Sin embargo, al dirigir nuestra atención hacia China continental, nos encontramos con una imagen completamente diferente. Surge una pregunta crucial: ¿el modelo RWA que implica la emisión pública de tokens para financiamiento es considerado una actividad ilegal en China continental?

La respuesta es clara: sí, en el territorio continental de China, cualquier modelo RWA que implique la emisión de tokens al público y la financiación está estrictamente prohibido por la legislación vigente. Esto no es una suposición infundada, sino que se basa en la postura cautelosa constante de las autoridades regulatorias chinas y en documentos legales claros.

línea roja de regulación

Para entender la actitud de China continental hacia la financiación de RWA, es necesario retroceder al 4 de septiembre de 2017, cuando el Banco Popular de China y otras siete agencias emitieron el “Anuncio sobre la Prevención de Riesgos de Financiación de Emisión de Tokens”. Este anuncio califica la emisión inicial de tokens (ICO) como “una actividad de financiación pública ilegal no aprobada” y prohíbe expresamente a cualquier organización o individuo participar en actividades de financiación de emisión de tokens.

La tercera vía de RWA, es decir, “RWA de financiamiento/ingresos”, consiste en recaudar fondos de los inversores mediante la emisión de tokens que representan derechos de ingresos o propiedad de activos. Este modelo, especialmente cuando está dirigido al público en general, tiene una esencia económica muy similar a la ICO. Por lo tanto, toca directamente la línea roja regulatoria delineada en el anuncio anterior.

En la China continental, cualquier modelo de RWA que implique la emisión pública de tokens de financiación es ilegal. Las prácticas de cadena de bloques en el continente se centran principalmente en la exploración de “cadenas de bloques sin moneda”, es decir, utilizar la tecnología de cadena de bloques para transformar procesos comerciales, como mejorar la eficiencia del financiamiento de la cadena de suministro, realizar la titulación de activos de datos, etc., pero evitando estrictamente el aspecto de la emisión pública de tokens de financiación.

La prudencia de los organismos de regulación de la parte continental no es sin razón. Aunque los RWA tienen un gran potencial, detrás de ellos se esconden profundos riesgos legales, técnicos y de mercado, que son factores centrales que los organismos de regulación deben considerar al formular políticas.

El conflicto entre la ley y la realidad: La desilusión de “el código es la ley” El desafío central de RWA radica en que los contratos inteligentes en la cadena no equivalen a la protección legal en el mundo real; la ley siempre es la autoridad final. Cuando el registro en la cadena muestra que tienes una parte de los derechos sobre un activo, pero la agencia de registro del gobierno fuera de la cadena o el marco legal no lo reconocen, el token que tienes podría convertirse en un “certificado digital” que no se puede hacer cumplir legalmente. Este modelo híbrido de “certificación en cadena, certificación fuera de cadena” es común incluso en mercados como Estados Unidos, donde el registro en la cadena a menudo se considera solo como “registro auxiliar”, y la propiedad final se basa en los registros de transferencia de propiedad tradicionales.

Vulnerabilidad de la anclaje de activos: RWA ≠ activos reales Los tokens RWA que poseen los inversores son esencialmente “espejos digitales” o derivados de los activos subyacentes, en lugar de los activos en sí. Tomando como ejemplo el oro tokenizado PAXG, su precio se desacopló gravemente del precio del oro físico en condiciones de mercado extremas, cayendo un 22% o alcanzando una prima de hasta el 10%. Esto revela varios riesgos inherentes de RWA: Riesgo de liquidez: La profundidad del mercado de criptomonedas es muy inferior a la del mercado tradicional. Cuando se propaga el pánico, los creadores de mercado pueden no ser capaces de proporcionar suficiente liquidez, lo que provoca fluctuaciones de precios severas. Desajuste de horarios de negociación: El mercado de criptomonedas opera 24/7, mientras que los activos tradicionales anclados en RWA (como el oro y las acciones) tienen horarios de cierre. Durante el cierre del mercado tradicional, el mecanismo de descubrimiento de precios de los tokens RWA deja de funcionar, lo que los hace más susceptibles a comportamientos especulativos. Riesgo de contraparte: La estructura de RWA depende de la reputación de los custodios, auditores y entidades legales (como SPV). Cualquier fallo o fraude en un eslabón centralizado puede llevar a la desconexión del valor del token respecto al activo subyacente.

Es precisamente debido a la profunda comprensión de estos riesgos sistémicos que la regulación en el continente ha elegido cortar desde la raíz los canales de financiamiento público que podrían provocar inestabilidad financiera.

Un país, dos sistemas

Dado que la financiación de RWA directamente en el continente no es viable, ¿existe alguna solución alternativa? La respuesta apunta a Hong Kong. Como centro financiero internacional, Hong Kong aplica el principio de “mismo negocio, mismo riesgo, misma regulación” para RWA, ofreciendo un “sandbox” regulado para la innovación de RWA dentro del marco de las leyes de valores existentes.

Un camino de cumplimiento más maduro ha surgido: utilizar activos del continente (como estaciones de carga de energía nueva, cuentas por cobrar) como activos subyacentes para la emisión privada de productos RWA en Hong Kong dirigidos a “inversores profesionales”. Su proceso es extremadamente complejo, ya que debe tener en cuenta la normativa de ambos lugares: Cumplimiento en el país: Primero se debe llevar a cabo una debida diligencia legal de los activos en el territorio, asegurando que la propiedad sea clara y sin congelación judicial. Luego, generalmente se establece un vehículo de propósito especial (SPV) en la zona de libre comercio y se completa el registro de inversión exterior ante el Ministerio de Comercio y la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Transferencia transfronteriza: A través de canales de inversionista institucional calificado (QDII) o métodos como “garantía interna y préstamo externo”, se transferirán de manera legal fondos o derechos sobre activos al extranjero. Establecimiento en Hong Kong: Se debe establecer un sujeto emisor en Hong Kong, contratar a instituciones financieras que posean las licencias correspondientes (como las licencias de las categorías 1, 4 y 9), presentar los documentos de emisión ante la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong (SFC), y cumplir estrictamente con las regulaciones de divulgación de información y admisión de inversionistas.

Por ejemplo, el Grupo Langxin, en colaboración con Ant Group, completó con éxito la primera financiación de RWA en Hong Kong mediante el camino mencionado anteriormente, utilizando los activos de estaciones de carga que opera. Este proceso demuestra precisamente que no se puede operar directamente en el continente, sino que es necesario aprovechar la singular posición de Hong Kong como “súper conector”.

Sin embargo, incluso los intentos en Hong Kong no están exentos de preocupaciones. Recientemente, se ha informado que las autoridades reguladoras del continente, por motivos de prudencia, han guiado a algunas instituciones financieras chinas a posponer o retirarse de las operaciones de RWA y stablecoins en Hong Kong. Esto indica que las preocupaciones del regulador del continente sobre el riesgo se han extendido a las operaciones relacionadas de las instituciones chinas en el extranjero, mostrando su firme determinación de mantener la estabilidad financiera.

exploración viable

Prohibir la financiación pública, ¿significa que RWA no tiene lugar en el continente? No es así. Después de despojarse de la naturaleza financiera, la tecnología RWA aún tiene un gran valor en los niveles de “certificación y almacenamiento” y “pagos y liquidaciones”, que es la dirección principal que actualmente se explora en el continente.

Ruta uno: RWA de certificación/almacenamiento (sin emisión de tokens): Este es el modelo con menor riesgo y el más alentado. Las empresas utilizan la inmutabilidad de la cadena de bloques para almacenar en la cadena datos operativos de activos (como la cantidad de energía solar generada), estado de propiedad, etc. Esto puede mejorar efectivamente la transparencia de la cadena de suministro, prevenir fraudes como la doble garantía, y proporcionar a los bancos y otras instituciones financieras una base confiable para el crédito, lo que indirectamente ayuda a resolver el problema de financiamiento.

Ruta dos: RWA de pago/valor almacenado (emisión de moneda pero sin involucrar valores): Esta ruta se utiliza principalmente para mejorar la eficiencia de los pagos, como utilizar monedas estables para liquidaciones transfronterizas. Aunque no involucra la emisión de valores, aún tocará el ámbito regulatorio de los pagos y la gestión monetaria, y también estará bajo un estricto control.

Conclusión

En resumen, la respuesta a la pregunta “¿RWA implica la emisión pública de tokens para financiamiento, lo cual es ilegal en la China continental?” es afirmativa. La China continental, basada en la prioridad de la estabilidad financiera y la prevención de riesgos, trazó una línea roja infranqueable para la financiación con tokens a través del “Anuncio” de 2017. Los riesgos inherentes de RWA, especialmente la desconexión entre la ley y la realidad, así como la vulnerabilidad del anclaje de activos, refuerzan aún más la razonabilidad de esta lógica regulatoria.

En el futuro, la evolución de RWA en China presentará un claro patrón de doble vía: el continente se centrará en utilizar la tecnología de cadena de bloques para empoderar la economía real, profundizando en áreas no financieras como “certificación y almacenamiento de derechos”, resolviendo los puntos críticos de confianza y eficiencia en los procesos comerciales; mientras que la exploración relacionada con la financiación continuará a través de Hong Kong, esta ventana única, realizando intentos limitados y prudentes en estructuras transfronterizas complejas y de alto costo bajo un estricto marco de cumplimiento. Para cualquier empresa que desee incursionar en el campo de RWA, la cuestión primordial ya no es “¿podemos tokenizarlo?”, sino “¿sobrevivirá la estructura que estamos construyendo bajo el escrutinio legal y regulatorio?”

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