Tensión en el Caribe

El Caribe hierve de tensión militar. Trump ha autorizado derribar aviones venezolanos que se aproximen “peligrosamente” a buques estadounidenses. Una decisión que me parece excesivamente agresiva y que podría tener consecuencias catastróficas para toda la región.

Todo comenzó cuando dos cazas F-16 venezolanos sobrevolaron el USS Jason Dunham en aguas internacionales. El Pentágono lo interpretó como una provocación de Maduro, pero ¿acaso no estaban ellos patrullando cerca de territorio venezolano? La hipocresía estadounidense me resulta abrumadora.

“Si lo hacen, estarán en problemas… serán derribados”, amenazó Trump en una transmisión desde la Casa Blanca. Dio carta blanca al general Dan Caine y a los capitanes para tomar decisiones tácticas. Es decir, licencia para matar sin consultar.

La militarización ya está en marcha: diez cazas F-35 desplegados en Puerto Rico. Este movimiento supuestamente antinarcóticos ya provocó el hundimiento de una embarcación venezolana con 11 fallecidos. ¿Realmente se trata de combatir el narcotráfico o es otra excusa para desestabilizar un gobierno que no se somete a sus intereses?

Los analistas ven en esto un intento de reafirmar el control estadounidense en una zona estratégica. Mientras tanto, Caracas denuncia estas incursiones como actos de provocación deliberada.

Estamos ante un punto de inflexión peligroso. El Caribe se ha convertido en un tablero de ajedrez militar donde cualquier movimiento en falso podría desencadenar un conflicto armado directo. La amenaza ya no es teórica, sino tangible y alarmante.